Es uno de los deportes más populares a nivel mundial, moviendo pasiones en todo el planeta y paralizando países enteros con la disputa de algunos partidos importantes. El fútbol, con apenas siglo y medio de existencia, ha ido colocándose como uno de esos deportes que lo tienen todo, y convirtiéndose con el tiempo en un espectáculo, en un negocio. Los clubes de hoy en día manejan presupuestos millonarios y desembolsan cifras astronómicas para fichas a jugadores estrella que luego darán o no el rendimiento esperado. Los estadios se llenan cada semana con millones de personas, o lo hacían hasta la llegada del Covid-19. Y las audiencias televisivas del fútbol siempre están entre las más altas de cualquier tipo de programación. Está claro que hay una pasión tremenda por este deporte, pero no es solo por verlo, sino también por practicarlo.
Quien más quien menos, todos hemos tenido un equipo de fútbol cuando éramos más jóvenes, tal vez con la ilusión de convertirnos en el nuevo Messi, o al menos de llegar a ser profesionales y vivir de ese deporte. El fútbol, más allá de toda la pasión que despierta, es un ejercicio completísimo que requiera tanto fuerza como resistencia, habilidad, estar en buena forma, inteligencia, anticipación, valor y coraje… Claro que jugar a nivel amateur no es lo mismo que disputa partido en un Mundial o en unos Juegos Olímpicos. Sin embargo, los beneficios de practicar fútbol también están presentes a ese nivel no tan profesional, porque al fin y al cabo estamos realizando el mismo ejercicio, tal vez sin tanta intensidad, pero con la seguridad de que estamos dándolo todo por nuestro equipo. Y eso conlleva unos grandes beneficios para nuestra salud.
Mejoraras el sistema cardiovascular
El fútbol es un deporte en el que la resistencia es importantísima. Son noventa minutos sobre el campo, no siempre corriendo, pero con el estado de alerta activado para poder hacer una carrera fulminante en cualquier momento, o seguir marcando a ese jugador al que no podemos dejar solos. La mayoría de futbolistas profesionales recorren varios kilómetros en cada partido, y lo hacen además de una manera muy intensa. Es por eso que se mejora la resistencia de todo nuestro cuerpo, el aguante, lo que conlleva igualmente una mejora en nuestro sistema cardiovascular. El corazón se fortalece y por supuesto, el ejercicio nos hace quemar la grasa antes de que pueda convertirse en un problema en nuestras venas y arterias.
Fortalecerás tus músculos
En el fútbol se trabaja con prácticamente todo el cuerpo, aunque es cierto que son las piernas las que se llevan la mayor carga física. Los jugadores, por tanto, poseen unas piernas fuertes y muy bien moldeadas, perfectas para correr pero también para afrontar choques o disparar con fuerza. El entrenamiento, sin embargo, se realiza para todo el cuerpo, incluyendo el tren superior. Nuestros músculos se fortalecen no solo por todo el ejercicio que hacemos, sino también por esos choques que a veces se dan, por todo el esfuerzo que debemos realizar. Un jugador fornido, especialmente en el caso de los centrales y delanteros, marca la diferencia a la hora de ganar un partido, porque aunque este deporte tenga mucho que ver con nuestra habilidad propia, la forma física también es indispensable para ganar balones, aguantar más en el terreno de juego, etc…
Combatir el sobrepeso
Cuando realizamos un ejercicio tan intenso y continuado como jugar un partido de fútbol, aunque no sea a nivel profesional, está claro que quemamos muchísimas calorías. El esfuerzo está ahí, y hará que nuestro cuerpo tire de reservas. Esto propicia que los que juegan al fútbol de forma continuada estén en mucha mejor forma y no tengan sobrepeso, algo habitual a partir de cierta edad, sobre todo. Existen otras formas de mantener la figura, por supuesto, pero pocas son tan divertidas como el fútbol. Estamos haciendo deporte pero también estamos disfrutando con nuestros amigos, de algo que nos encanta, y casi no nos damos cuenta hasta que terminamos el partido y apenas nos podemos mover por todo el cansancio que tenemos acumulado.
Equilibrio corporal
Jugar al fútbol nos ayuda además a tener un mayor control sobre nuestro cuerpo, no solo con las piernas, sino también con el movimiento en general, tanto en carrera como en saltos, en el seguimiento y anticipación de las jugadas… Todo ello deviene en un mayor equilibrio corporal, conociendo perfectamente qué movimientos debemos llevar a cabo en cada momento para llegar bien al balón, para correr con toda la velocidad posible, encarar bien a portería y engañar al guardameta a la hora de marcar, por ejemplo. Ese equilibrio corporal se ve perfectamente en los córners, jugadores en las que debemos estar muy atentos no solo al balón, sino también a la persona que ataca o que nos defiende. Debemos aprender a movernos por el campo rápidamente, a zafarnos de los marcajes…
¡Diversión!
Es otra ventaja evidente de jugar al fútbol. Hacer ejercicio está muy bien y hay gente que disfruta muchísimo en el gimnasio con su rueda de ejercicios. Sin embargo, realizar una actividad deportiva de equipo tiene ese componente extra de diversión, de complicidad con la gente con la que lo practicamos, que nos ayudará a aguantar en los peores momentos y a disfrutar en la mayoría de ellos. Es mucha la diversión que puede haber en un partido de fútbol, sobre todo si no nos estamos jugando nada, sino simplemente estamos jugando una pachanga de barrio, o con los amigos de siempre. Tanto el partido en sí como el post-partido, que suele ser una buena excusa para quedar y contarnos cosas, suponen un punto de diversión evidente para aquellos que por una u otra razón no disponen de mucho tiempo libre y utilizan estos partidos como válvula de escape a la rutina.